Desde 1625 hasta la fecha, esta casa se ha impregnado de los sueños y los anhelos de sus habitantes. Cuatrocientos años de historias escritas en sus muros con su silencio como único testigo.
La parte más antigua de la Casona (actualmente la ocupan el salón- café y el comedor) data de 1625. Su primer propietario fue Don Juan Caravera. Un señor feudal cuyas tierras se diseminaban por la parroquia. Don Juan estaba casado y tenía 3 hijas.
Estando en su lecho de muerte y redactando ante varios testigos, (entre otros Don Pedro Cangas testigo de la Corte de la Inquisición de Cangas de Onís), su testamento, deja dicho que, al estar su mujer “preñada”, si lo que naciera fuera un “varón”, sería él el heredero de todas sus tierra y propiedades y debería vigilar el buen casamiento de sus hermanas, pero, si fuera una “nueva hembra”, las propiedades se dividirían entre las 4 hijas “procurando la pequeña atender y que nada falte a su madre”. (según consta en el testamento aportado por Don Pedro Donate Cangas)
Años más tarde, Aquel testigo llamado Don Pedro Cangas, reclama en representación de Juan Caravera hijo, las tierras usurpadas por sus hermanas pues “habiendo sido varón en su nacimiento y tras haber servido a varios amos es ley que sea él quien reciba las propiedades de los Caravera tal como dispuso su padre con el beneplácito de Dios todopoderoso allí presente”.
No sabemos como terminó el juicio o qué fue lo que pasó pero fue Don Pedro Cangas quien se quedó con las propiedades de los Caravera.